Icónica surge como un nuevo concepto de empresa. Tras veinte años de experiencia en el sector de la rotulación e imagen corporativa hemos detectado la conveniencia de aunar ambas experiencias para satisfacer la necesidad de los clientes y resolver su rotulación integral desde un punto de vista profesional.
La importancia de la imagen para cualquier empresa es, independientemente de su sector, tamaño, volumen de facturación o número de empleados/as, un elemento extraordinario. Por eso, debe resultar coherente y transmitir los valores de la misma.
No existe, hasta donde nosotros sabemos, un registro que identifique la marca o el rótulo más antiguo conocido. No obstante, sin ánimo de ser exhaustivos en la recogida de ejemplos de imagen corporativa en la Historia y haciendo un ejercicio de imaginación y reconstrucción histórica, no tenemos duda de que en todas las sociedades que conocemos ésta existió y fue tan funcional como lo es en nuestros días.
Ya en el Neolítico, con la aparición de la agricultura y la ganadería, surgieron las primeras sociedades organizadas. Cuando estas técnicas se fueron mejorando aparecieron los excedentes y con ellos la necesidad de trascender desde el trueque hasta el comercio. Indudablemente, ello trajo consigo, la aparición de rótulos identificativos de comerciantes y actividad.
En Babilonia, 3000 a.C., existe constancia de la identificación de edificios oficiales en el momento de su construcción que atendiendo a su función y para facilitar el acceso al pueblo, empleaban la rotulación y hacías visibles sus servicios. De igual manera se identificaban los templos. Las técnicas habituales consistían en grabados sobre ladrillos que previamente se habían secado al sol, o bien la colocación de placas de bronce labradas artesanalmente. De todo ello es posible deducir, sin duda alguna, de la preexistencia de una finalidad y la consideración de esta identificación como algo socialmente necesario y conveniente.
Los rótulos y rotulación en la Roma imperial
El Imperio romano distinguía las puertas de estancias administrativas y comerciales con la signa en un lugar claramente visible, que no era otra cosa que lo que hoy denominamos rótulo y que se realizaba con gran riqueza de técnicas y acabados. Curiosamente se conservan de esta época ejemplos anteriores a los pictogramas, si bien su justificación es distinta en el tiempo. En el caso de Roma obedecían a la necesidad de hacer entender al pueblo llano, desconocedor de la escritura, la transmisión de un mensaje a individuos de muy diversas culturas. Así, en Ponpeya se aceptada el criterio generalizado de que una corona de hiedra representaba a una taberna; el despacho de leche se anunciaba con la imagen de una cabra; y todos sabían que al molino se llegaba buscando el rótulo de una mula cargada.
De forma clara también en la Edad Media podemos comprobar la justificación de la existencia de los rótulos. Muchos de estos ejemplos de rotulación, perviven en la actualidad en forma de nombres del callejero en casi cualquier capital europea. Los gremios y su distribución por calles, por ejemplo, son sin duda el precedente de los actuales centros comerciales. Y se identificaban como tales tanto en las entradas a la calle como en la puerta de cada establecimiento que deseaba destacar sobre los más próximos. Buen ejemplo de ello son las arterias del Casco Medieval de Vitoria-Gasteiz donde es posible visitar la calle Cuchillería, Zapatería, Pintorería, Herrería…
Con seguridad podríamos encontrar ejemplos más o menos elaborados de rotulación e, incluso, imagen corporativa o al menos de su simiente en todas las culturas que nos han precedido a lo largo de la historia. No nos equivocamos si decimos que los rótulos son tan antiguos como la escritura simbólica. Incluso antes de los pictogramas ya se venían utilizando de forma extendida y reconocible en todas las sociedades avanzadas, fundamentalmente con objetivos comerciales, marciales y religiosos.
Las técnicas de imagen corporativa han evolucionado permanentemente de la mano de las necesidades comerciales y de las técnicas disponibles. Los fabricantes nos hemos visto obligados a manejar multitud de materiales e incorporar a nuestros talleres todas las técnicas productivas que se han ido imponiendo en cada momento. Sin remontarnos demasiado en el tiempo, hace cincuenta años el material base para muchos elementos de imagen corporativa era la madera, que fue sustituida después por la mejor resistencia a la intemperie de los acrílicos y materiales compuestos actuales como el ACM. Buen ejemplo de la meteórica evolución técnica puede observarse si pensamos que hace muy poco tiempo la generación de técnicos en imagen, rotulaba a mano con pincel, convirtiendo cada trabajo en una obra de artesanía.
Otra muestra de progreso técnico, por último, lo constituye las fuentes de iluminación. El neón icono de la actividad ha sido sustituido por el diodo led, obligando a los profesionales a cualificarse.
Icónica, nuestra razón de ser
Precisamente son razones técnicas como las expuestas las que dan origen a Icónica, a la necesidad de atender los proyectos de gestación de imagen corporativa aplicada desde el conocimiento técnico preciso. Aportamos un amplio rango de posibilidades. Todas realistas.
Otras razones, sucintamente mencionadas en los párrafos anteriores, como la actual transmisión de valores globalizada también forman parte de la razón de ser de Icónica. Se ha convertido en una obligación atender las necesidades físicas concretas de elementos de imagen corporativa. Nuestros clientes, ya sean multinacionales o PYME, aprecian de Icónica la certeza de obtener un servicio que trascienda la pura gestación conceptual y la fría realización física de un elemento corporativo para unir ambos y dar continuidad al proceso creativo con coherencia; manteniendo en línea el proceso global, inicialmente creativo, pasando por la definición técnica hasta desembocar en la implantación física. Y todo ello sin perder de vista en ningún momento los preceptos que marque la imagen corporativa de la que nos hemos dotado.
Icónica, y las personas que la componen, son testigos de esta rápida evolución de las necesidades de mercado durante los últimos veinte años. Esta experiencia acumulada es la que nos ha llevado a crear un nuevo concepto de negocio para abordar los proyectos. Y ello nos ha permitido aportar nuestro modesto granito de arena en el impresionante desarrollo realizado recientemente por uno de nuestros clientes. Un proyecto que ha supuesto el replanteamiento absoluto de lo que es hoy una estación de servicio y de lo que será en un futuro próximo. El área de servicio El Pastor de Avia en Palencia es un formidable ejemplo de los resultados de esta nueva forma de entender la imagen corporativa aplicada.